BASTA
DE PALABRERÍA
Elvira
Lindo
No
hay partido político ni medio de comunicación que no quiera estar
presente en una
manifestación contra la violencia de género. No faltan editoriales,
declaraciones públicas ni ceños fruncidos. Y es lógico. ¿Qué
organización, qué líder no se sumaría en estos momentos a la
repulsa unánime contra estos crímenes dictados por el desprecio a
las mujeres? Poco se habla, en cambio, de la educación que cimenta
esta violencia, y menos aún de esas actuaciones relacionadas con la
infravaloración de la mujer de la que tanto medios de comunicación
como partidos son cómplices. Hay un silencio asombroso sobre la
desigualdad de los sueldos a favor de los hombres. No se habla porque
los datos suelen ser secretos: en el mercado arbitrario de los
autónomos nunca llegarás a enterarte de lo que gana tu compañero y
de por qué la dirección de una empresa entiende que la recompensa
al trabajo de una mujer ha de ser menor.
Diría,
y espero que se me entienda, que es más fácil condenar la violencia
que actuar a diario para que las mujeres participen en el mundo
social y laboral en igualdad de condiciones. Y aquí entran estos
mundos supuestamente más abiertos, el de la cultura y el de la
comunicación. Mientras las mujeres no tengamos idénticas
posibilidades de mando, mientras nuestro trabajo no sea considerado
como el de nuestros colegas, mientras se requiera nuestra voz en un
foro sólo para compensar la abrumadora presencia masculina, no
podemos hablar de compromiso real con la igualdad.
Desde
aquí me dirijo a los que deciden los sueldos y los puestos: basta de
palabrería, adquieran ustedes compromisos reales. No tenemos menos
lectores, ni menos telespectadores, ni menos público. Estamos
educadas, eso sí, para darnos menos importancia.
El
País,
11 de noviembre de 2015
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